A veces veo cómo la gente tiene grandes sueños, pero no se lanza a pasar a la acción. Y muchas veces el motivo de la inacción es que se comparan con las cosas similares que ya existen.

Aquel que quiere escribir un blog, piensa que no podrá hacerlo mejor que su blog favorito. ¿Qué sentido tiene lanzarlo, si yo no voy a llegar a escribir así de bien?, se dice.

O el potencial fotógrafo piensa que jamás captará la belleza de esas montañas igual que su fotógrafo favorito. Un aspirante a actor que nunca actuará mejor que su ídolo. Un emprendedor que no superará el legado de los grandes empresarios.

Ya captas la idea. Y quizá sea cierto, quién sabe. Pero quizá no. Y es esa remota posibilidad la que debería moverte a la acción.

Quiero explicarte como puedes pasar a la acción, gracias a estas tres herramientas:

Pasar a la acción

¡Luces, cámara, y pasar a la acción!

Mi método es bien sencillo. No pienso en ello. Solo actúo. Por ejemplo, cientos de veces me asaltan dudas sobre si soy un escritor lo suficientemente bueno o si mis textos gustarán a alguien. Pero, ¿qué hago? No dejo que eso me impida teclear y ponerme a hacer el trabajo. Suena muy fácil a priori, lo sé.

Pero créeme, no conozco a nadie más procrastinador sobre la faz de la tierra que yo. Durante años, he postpuesto hasta el infinito estudios, trabajos, tareas. Todo lo que puedas imaginar. Creo que de lo poco que he sido capaz de hacer siguiendo un calendario, ha sido la práctica deportiva. Pero si excluyes eso, yo era un desastre para todas las otras cosas. Siempre tenía una excusa a mano. Un libro que leer, unas “pocas” partidas a la play. Quedar con amigos a tomar algo. Tomar el sol. Y la lista podría ser interminable.

Sin embargo, recientemente tomé una aproximación distinta al trabajo, que me está valiendo. En vez de pensar en el resultado final, en mi maravilloso blog con su lead magnet, una lista de correo maravillosa, cursos online que vender… En vez de pensar en todo eso, que me generaba muchísimo estrés porque eran millones de tareas y parecía inabarcable, me centré en una simple y alcanzable tarea.

Escribir un post cada semana. Dos horas semanales dedicadas a escribir y maquetar un post. Encontrar y bloquear 2 de las 168 horas que tiene la semana es algo fácil. Así empecé las primeras semanas. Luego, animado al ver que había cumplido mi cometido durante todo un mes, me animé a lanzar mi primera newsletter. La satisfacción por cumplir estos mini objetivos actúa de canalizadora de una energía superior que nos permite atacar nuevas tareas y, poco a poco, acercarnos más a nuestro resultado final deseado.

Plantea un objetivo muy sencillo:

Haz el trabajo

Al reducir al mínimo el esfuerzo, la fricción se reduce también. Si piensas en la maratón que quieres hacer, o en comer sano el 90% de tus comidas, se te hace un mundo comenzar. Usa metas súper asumibles para dar el primer paso.

Ponte compromisos de tiempo y con terceros

Otro truco que me viene muy bien es fijarme un compromiso conmigo mismo y con mi pequeña comunidad de seguidores para publicar un post cada Jueves. Sobre todo, con éstos últimos. Ya os he dicho que a mí mismo me he fallado muchas veces, pero fallar a esas pocas personas que esperáis leer las cosas que digo cada semana, eso no me lo puedo permitir. Esa coacción me sirve para forzarme sí o sí a escribir.

Hay días en los que no me apetece, como a todos. O en los que no encuentro el tema sobre el que me gustaría hablar. Pero el compromiso actúa de manera más fuerte. A mitad artículo, a veces pienso que es malo. Pero me da igual. Yo lo escribo y dejo que salga al mundo. Ya me redimiré la semana siguiente.

Me pasó, por ejemplo, con el post de la semana anterior. Después de 5 artículos escritos, que por los comentarios que me han llegado, han servido en mayor o menor medida, mientras escribía ese último artículo, sentí que estaba escribiendo algo de verdad muy bueno. Algo que podía llegar a tocar a algunas personas. A mí, ciertamente me emocionó. Y los comentarios que he recibido han sido todos muy positivos. Si no hubiese establecido ese compromiso con la gente que me podía leer, si no hubiese tenido ese miedo a que me dijeran “ya has estado un Jueves sin publicar, pronto empiezas a fallar”, seguramente al tercer o cuarto post, al no estar del todo satisfecho con lo que escribía, lo habría dejado.

¿Cuáles podrían ser tus compromisos para pasar a la acción?

Mejorar la creatividad

Herramienta para mejorar la creatividad

No sé si habéis pensado a veces que no sois creativos. Yo, miles de veces. Nada más lejos de la realidad. Todos tenemos una esencia creativa dentro. Solo hay que animarla a que salga, desbloquearla. Por desgracia, la educación occidental merma la creatividad. Y sin creatividad, es difícil pasar a la acción.

En este magnífico video, Sir Ken Robinson habla de ello. Y hay un estudio que demuestra cómo los niños de tres años son infinitamente más creativos que los niños de 10 o los de 15 años. Y ya ni hablo de compararlos con adultos. El resultado es desastroso, en términos de creatividad.

Es muy triste, pero es la realidad. Si, como yo, sientes que no eres creativo y que jamás podrías pintar, dibujar, escribir, redactar un plan de empresa innovador, bórrate eso de la cabeza. Lo que pasa es que han bloqueado tu creatividad. Tienes monstruos que desde pequeño te han dicho que no puedes crear cosas fantásticas. La manera de poder desbloquearte y dejar que el mundo vea lo que eres capaz de hacer, es muy sencilla.

Hay un libro entero que trata sobre ello (El Camino del Artista, de Julia Cameron), pero te resumiré su herramienta más efectiva: las páginas matutinas. Estas páginas son tres simples hojas escritas por la mañana, antes de empezar los trasiegos y quehaceres del día. Solo tienes que sentarte y escribir cualquier cosa que te venga a la mente. No se pueden escribir bien o mal, porque da igual lo que digas. Únicamente, tienes que escribir esos tres folios. Día sí, día también, y como por arte de magia, verás cómo empiezan a venirte a tu cabeza ideas creativas. Lo sé, no tiene mucho sentido, pero te juro que funciona. Gente como Tim Ferris o Seth Godin las usan a menudo. Por algo será.

Estos son mis tres principales trucos para poder pasar a la acción. Ya ves que no son muy difíciles de poner en práctica. ¿Te animas a probarlos?

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