Todos tenemos unas determinadas creencias sobre cómo deberíamos ser o qué comportamiento tener. Las adquirimos por la educación recibida por nuestros padres, por lo que hemos vivido, lo que hemos leído. También por las conversaciones que hemos mantenido con profesores y mentores, con nuestros amigos, con nuestros compañeros de trabajo. En definitiva, todos esos inputs que recibimos de terceros, sumados a nuestro propio juicio, modelan la manera en la que nos vemos a nosotros mismos y vemos el mundo.

En consecuencia, decidimos qué tipo de persona queremos ser, qué motivaciones nos mueven y cómo queremos comportarnos. Hasta ahí, nos pasa a todos igual.

Pensamos y decimos cómo queremos ser. Estamos convencidos de ello. Pero eso no se manifiesta en nuestro comportamiento y eso nos produce sufrimiento. Cuanto más alejado esté nuestro comportamiento de nuestro pensamiento, mayor dolor tendremos al hacer cada una de esas acciones que, en el fondo, no queremos hacer. La diferencia en la vida la marca la capacidad que tengamos cada uno para poder imponer cómo queremos ser respecto de las propias decisiones que tomamos y de las influencias externas, también.

Muchas veces, tenemos ideas sobre acciones que queremos hacer, pero nos vemos arrastrados por el entorno a realizarlas. Un ejemplo que me sucede a mí: A veces acabo saliendo y bebiendo con amigos, cuando en realidad preferiría verlos un rato, irme pronto a casa y al día siguiente poder escribir uno de estos posts, por ejemplo, en vez de estar con resaca y desgana. No digo que pase a menudo, pero cuando se da no me siento bien conmigo mismo.

Comportamiento no alineado

Mi propio ejemplo

Esto sucede porque en estas situaciones las necesidades que quiero satisfacer priman más que lo que pienso que debería hacer. Y así, como decía en este post, cuando satisfaces más de tres necesidades con un comportamiento, es imposible que te apartes de él. Para lograrlo, necesitas encontrar alternativas saludables que satisfagan esa misma necesidad. Aunque eso es tema de otro post, es importante tenerlo presente.

No hay mejor frase que resuma esa desalineación a la que me refería que ésta de Ghandi.

La felicidad se consigue cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía.

Un ejemplo positivo. Cuando, como sucede normalmente, paso semanas en las que rindo en el trabajo, medito a diario, me alimento de manera correcta, hago ejercicio, ayudo a otros a llevar una mejor vida, estoy totalmente alineado. Todo lo que hago esos días está en armonía con lo que pienso que quiero ser y con lo que digo que quiero ser. Y esas semanas me siento imparable.

Notar esa alineación es una fuerza que te lleva a explorar tus límites y empujarlos cada día un poco más. Consigues un crecimiento mayor, te sientes más lleno y eso se transmite a los que te rodean.

Me siento imparable

Reflexiona cómo quieres ser

Para poder lograr esa armonía, primero, obviamente, tienes que conocerte a ti mismo. Hoy vivimos en una sociedad tan fugaz, tan efímera, tan pendiente del contacto superficial, que pocos se plantean quiénes y cómo quieren ser. Es necesario ese ejercicio de reflexión primero. No de manera somera, sino dedicando tiempo de verdad a explorar qué cosas nos han hecho felices en el pasado y hemos dejado de hacer. Recapacitar sobre la contribución que queremos aportar al mundo.

Evalúa tu comportamiento

Solo con esa reflexión profunda, podremos empezar a evaluar nuestro comportamiento y ver si es como pensamos que debería ser o si se aleja de lo que pretendemos. Si estuviese muy alineado, probablemente no estés leyendo este post, así que voy a suponer que no lo está. O al menos, no del todo.

¿Cómo cambias y mejoras esa armonía? Has de ver qué comportamientos son los que se alejan de cómo querrías ser y analizar por qué los haces. En el caso mío que mencionaba antes, salir con amigos y beber rellena las necesidades de variedad, conexión y significado. Si quiero cambiar ese comportamiento, tengo que buscar alternativas que colmen esas mismas necesidades. Por ejemplo, puedo empezar un nuevo negocio o lanzar nuevos productos. Eso añade variedad a mi vida. O puedo empezar un podcast que se convierta en uno de los más seguidos de España y eso puede darme significado.

¿Qué comportamientos tienes que no estén alineados con cómo te gustaría ser? ¿Qué ideas se te ocurren para cambiarlos y sentirte más satisfecho contigo mismo?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *